[ESPECIAL] 2019, el año de los evangélicos

6) Ley Mordaza

Una Ley que avanza con mayor fuerza en el Congreso (1er trámite constitucional, en la Cámara) es la llamada “Ley que tipifica el delito de incitación a la violencia”, también conocida como “Ley Mordaza” (Boletín 11424-17).

A diferencia de otras ocasiones, el silencio de la prensa ha sido muy extraño, tomando en cuenta que bajo esta iniciativa (bajo el pretexto de defender los derechos de las minorías) se restringe considerablemente la libertad de opinión (básica en una democracia).

Si bien define claramente como un crimen la incitación (mediante el discurso) a la violencia física contra un grupo o personas que lo integren, no precisa de la misma forma qué sería un “crimen de odio”, haciendo casi imposible distinguir entre una opinión legítima (que pudiera ofender las convicciones de alguien) y lo que nuestra legislación ya tipifica como el delito de “injurias y calumnias”.

“Salió de la Comisión de Derechos Humanos y será pronto vista en sala”, asegura Francisco Conejeros, de la ONG Principios. “Se incluyó además este crimen del negacionismo, que es bien político. Es un punto bien polémico, de hecho fue lo que generó mas debate en comisión. Tiene que ver con negar los crímenes en dictadura o cuestionar los informes oficiales. Pero sanciona específicamente un negacionismo, deja fuera a otros”, cuestiona Conejeros.

Las indicaciones que hizo el Gobierno apuntan a cambiar la pena de cárcel por el trabajo comunitario.

En otros países leyes similares impiden hablar en contra de Mahoma (decir por ejemplo que era un pedófilo, según la propia historia musulmana), predicar que Jesús es Dios y no un profeta en barrios islámicos, entre otras cosas. En Europa hay departamentos de policía que vigilan lo que sus ciudadanos emiten en redes sociales. Estudios serios en países que llevan tiempo bajo leyes semejantes aseguran que el tipificar el “odio” como delito exacerba el conflicto entre grupos, incitando a reacciones violentas y provocando un aumento real en la delincuencia (Jacobs y James, 1998: “Hate Crimes: Criminal Law and Identity Politics”).