[EDITORIAL] Un genocidio subestimado

Imagina que un día cualquiera, decenas de hombres armados atacan tu aldea. La toman por sorpresa, asesinando sin piedad a casi todos los hombres. A las mujeres las violan. A los ancianos los ultrajan de las formas más indecentes. A los bebés les decapitan por diversión, y se llevan de rehenes niñas y niños, por quienes exigirán un alto rescate (o de lo contrario serán vendidos como esclavos en la plaza pública).

Ahora, imagina que un grupo radical invade la tierra de tus antepasados, con la amenaza de borrar del mapa cualquier vestigio de otra religión en tu país. Profanan los lugares de culto donde se ha practicado tu fe desde hace miles de años. Marcan las casas de los que llaman infieles. Decapitan a los líderes de tu comunidad por no convertirse. Las mujeres son entregadas como botín de guerra, y les ultrajan como esclavas sexuales. A los niños y niñas los venden como esclavos. Se adueñan de todas tus propiedades.

Finalmente, imagina que en tu país un grupo terrorista mantiene un enclave territorial desde donde amenaza con imponer su religión, usando la violencia, sobre el resto de la población, que mayoritariamente practica otra religión. Desde ese enclave, han perpetrado por décadas ataques sistemáticos contra civiles, con el único objetivo de obligarlos a arrancar. Recientemente, quemaron vivos a unos ancianos, a otros mataron a palos, y secuestraron a cientos de niñas (que aun permanecen con destino desconocido). 

Suena familiar a lo que sucedió esta semana en Israel, pero quiero invitarle a pensar que si el ataque perpetrado por los yihadistas de Hamas desde la Franja de Gaza fue brutal y condenable, lo que han tenido que soportar por cerca de ¿1000 años? los cristianos en territorios ocupados por diferentes grupos islámicos es de una magnitud muy superior. 

El primer caso, fue precisamente lo que hicieron los llamados piratas berberiscos desde el norte de África, diezmando cientos de aldeas cristianas en las costas europeas por siglos. Según una estimación de Robert Davis, historiador de la Ohio State University (2003) cerca de 1,25 millones de europeos cristianos habrían sido esclavizados por musulmanes con este método sólo entre el Siglo XIV y XIX (y los moros atacaron desde el Siglo X).

Lo segundo sucedió desde 2014, cuando el ISIS ocupó con enorme violencia gran parte de Irak y Siria, persiguiendo brutalmente (hasta hoy) a los cristianos que viven en territorios que se remontan a los albores del cristianismo. Sólo en los primeros 2 años de actividad terrorista, el Estado Islámico cobró la vida a cerca de 33 mil personas, según un informe de 2016 elaborado por Global Terrorism Database (GTD).

Y lo último es lo que viene haciendo el grupo radical islámico Boko Haram (filial del ISIS en África) desde 2002 en Nigeria y otros países de la costa occidental africana. Fue justamente Boko Haram quien secuestró 279 niñas de la escuela Chibok en 2014, de las cuales aún 219 siguen con destino desconocido. 

Por favor, que no se malentienda: estoy completamente de acuerdo en que esta semana debería estar dedicada a condenar el integrismo islámico, que en su máxima expresión quiere borrar del mapa a Israel, y destruir (según sus propias palabras) hasta el último judío de la tierra. Pero mientras el Estado de Israel recibe (y con justificada razón) todo el apoyo internacional para combatir a Hamas, cuesta entender por qué causa menos espanto o interés en los medios de comunicación occidentales los ataques que esos mismos grupos terroristas ejecutan en contra de los cristianos, que a diferencia de Israel no tienen un estado que los defienda.

¿Es que acaso para el criterio editorial de los medios occidentales ya parece normal que exista este tipo de trato brutal hacia millones de cristianos en territorios ocupados por los grupos islámicos? ¿Será que la muerte esparcida por Hamas en un país moderno como Israel nos parece más horrible por el hecho de que muchos ciudadanos en ese país tienen vínculos con los países occidentales, y de hecho «se parecen más» a nosotros? 

¿O será simplemente que, más allá de los datos disponibles, dar un tratamiento desigual víctimas del terrorismo religioso refleja simplemente que hay una opción previamente tomada de quienes lideran los medios occidentales?