En el Ex Congreso Nacional (de Santiago) se hizo el lanzamiento del libro: “Evangélicos en Chile: 1960-1990. Política, apoliticismo y antipolítica”, escrito por Dr. Luis Orellana junto a Dr. Miguel Mancilla. Al evento asistieron connotados líderes del mundo cristiano evangélico chileno, y también profesores e investigadores especialistas en esta temática, en total cerca de 70 personas.
Los investigadores buscaron comprender, con herramientas de las ciencias sociales, lo que para ellos es un reciente giro hacia la derecha política del mundo evangélico en nuestro país. Y aunque es un libro que ellos mismos reconocen como analítico y documental, esperan que pueda ser leído no solo por expertos, si no también por cualquiera que desee comprender mejor un pasaje de la historia reciente que aun despierta polémicas al interior de la sociedad chilena.
«Quisimos mostrar el valor del respeto a la democracia, cual es la visión de sociedad que tiene un sector del mundo evangélico, que no apoyó la dictadura», señala Orellana.
Para eso, analizan en profundidad 2 cartas que marcarían para siempre la relación entre el mundo de la política y los evangélicos en Chile: la primera, con el título: «Declaración de la Iglesia Evangélica Chilena» que fue entregada en el llamado «Portalazo» el 13 de diciembre de 1974, y la segunda, «Carta abierta a Pinochet», publicada un grupo igualmente considerable, en septiembre de 1986, uno de los años más duros para los disidentes.
«El mito es que todos los evangélicos apoyaron la dictadura militar. No es así, fue una minoría y que tuvo una cobertura mediática. Eso es lo que buscamos derribar nosotros, el mito del derechismo evangélico», expresa Mancilla.
A través de diferentes fuentes, Orellana y Mancilla llegan a determinar cómo se comportaban los evangélicos en el ámbito político antes de la dictadura militar, durante ella, y cuando ésta concluye. Así, logran establecer que una facción del mundo evangélico chileno se pliega al régimen militar en razón de los beneficios que nunca antes los partidos políticos en democracia les habría entregado.
«Resulta interesante encontrar en el texto los antecedentes históricos de la participación política de los evangélicos previos al Golpe Militar en partidos de izquierda (PS y PR) lo cual nuevamente permite desmitificar el imaginario social que representa a los evangélicos como sujetos de derecha y conservadores de manera general», comentó el Dr. Bahamondes, del Centro de Estudios Judaicos de la UCH en la ocasión.
El libro está disponible para comprar en versión impresa y digital en la tienda de RIL Editores.
COMENTARIO: Promete derribar el mito, y no lo consigue
Para ser justos con el libro, presenta antecedentes (históricos) novedosos sobre los evangélicos chilenos en política entre 1960 y 1990, aunque pasa por alto dimensiones muy relevantes de esos mismos antecedentes históricos que proporciona, y que contradicen la idea central, a saber:
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O ingrese aquí con sus credenciales: [groups_login] [/groups_non_member] [groups_member group=»Suscriptores»]Que el apoyo al Régimen Militar de los evangélicos fue de una minoría y solo a nivel de cúpulas. Hay hechos históricos con las cuales uno puede no estar de acuerdo (por ejemplo, firmarle un cheque en blanco a la Dictadura), pero es cosa de comparar a las 24 iglesias representadas en el Portalazo del ‘74 y las 10 de la Carta Abierta a Pinochet el ’86.
Es tentador criticar lo que hicieron los líderes de esas 24 iglesias hace 45 años (que representaban al 80% del mundo Evangélico, y prácticamente al 95% del universo pentecostal, como lo han reconocido ampliamente otras investigaciones) pero el acto, por reprochable que parezca hoy en día, no fue una cuestión elitista. En realidad esas otras 276 iglesias que NO firmaron, eran la minoría.
Al forzar una mayoría evangélica contraria al régimen donde nunca la hubo, poniendo el caso aislado como la regla general, el rol profético de aquella oposición (que se desmarcó valientemente) pierde épica. El libro deja un vacío narrativo que nos impide explicar por qué en las casas de muchos de nuestros abuelos evangélicos había fotos de Pinochet, y que hasta bien avanzada la transición, el general seguía teniendo bastante apoyo en las encuestas y en las urnas, incluso en sectores «populares» donde los evangélicos eran parte del paisaje natural.