[EDITORIAL] Danos un Rey como las demás naciones de la tierra

Ayer 26 de enero el SERVEL publicó los padrones electorales con la información actualizada de quienes pueden votar en el plebiscito de abril, incluyendo como señala la Ley chilena, aquellos extranjeros con residencia definitiva con más de 5 años de permanencia en el país. Ahora comienza el período de reclamaciones para solicitar la corrección de algún dato que se encuentre erróneo. Recién el 26 de febrero los partidos y organizaciones políticas podrán realizar campaña electoral: puerta a puerta, mitines, caravanas, etc.

Sin embargo en el mundo evangélico esta contienda ya comenzó. No son pocas las entidades evangélicas que se han manifestado abiertamente por el Rechazo, entre ellas: CONFAMILIA (presidida por la pastora Antaris Varela), REDUN (fundada por el obispo Hédito Espinoza), UNEVAC (que dirige el pastor José Lema), CONIEV (cuyo vocero es el pastor Walter Vega), CUPECH (la agrupación de pastores más grande de Chile, presidida por el obispo Héctor Cancino), el Foro Pastoral Evangélico (que preside el obispo José Rivas, e integran los pastores Fernando Chaparro y Billy Bunster entre otros), UNIPECH (que representa a las más grandes denominaciones pentecostales de origen criollo, y presidida por el obispo Bernardo Carter, de la Iglesia Metodista Pentecostal de derecho público). Por supuesto también se ha manifestado la mesa del Consejo de Obispos y Pastores de Chile, la más histórica de las agrupaciones evangélicas, presidida por el obispo Jorge Méndez, y varias otros ministerios. 

Qué decir de todos los diputados y senadores evangélicos en el Congreso Nacional: Todos por el Rechazo. Lo mismo que Unidos en la Fe, partido en formación de inspiración evangélica que ya está trabajando también por la opción del Rechazo. 

Estos líderes, aunque apoyan el Rechazo a titulo personal, representan al 90% de las iglesias evangélicas, si no más. Y además son los liderazgos históricos más representativos del mundo cristiano evangélico en Chile. Deben estar muy seguros de la decisión que han tomado, en caso contrario sería muy sencillo para sus bases salir a desmarcarse de ese apoyo al Rechazo, cosa que por supuesto son libres de hacer.

Algo similar han realizado en las últimas semanas otras agrupaciones evangélicas, pero que respaldarán al Apruebo en el plebiscito constituyente de abril. La más llamativa del directorio de la Unión de las Iglesias Bautistas de Chile, UBACH. En una carta firmada por el pastor Juan Carlos Barrera, presidente de la UBACH, además de la Unión Nacional de Pastores Bautistas, y el Comité Teológico Nacional de esa denominación, reconocen la “necesidad de construir una nueva Carta Fundamental que incluya la mirada de todos y todas, con participación ciudadana y en un contexto democrático”, y que (añade la declaración) “asegure los derechos fundamentales de todos los conciudadanos, provistos prioritariamente desde el Estado”. Aunque no son los únicos bautistas, esta es probablemente la línea más numerosa de esta rama evangélica, con fuerte presencia en el sur de Chile.

Otra que llamó la atención es la declaración de la Iglesia Metodista de Chile, también conocida como la Metodista Episcopal, cuna del movimiento pentecostal chileno, pero que no tiene nada que ver con esas iglesias. Los metodistas, otra denominación con fuerte presencia en las regiones sureñas de Chile, también apoyarán el aprueba. En la declaración, firmada por el obispo nacional Jorge Merino, afirman su compromiso de “promover y participar activamente en el proceso de construcción de una nueva carta fundamental, que incluya la mirada de todos y todas”. Después de identificar y reconocer su falta de capacidad para denunciar lo que califican como una serie de injusticias sociales en nuestro país, los metodistas aseguran que: “Al reconocer los hechos concretos debemos recordar la enseñanza del Evangelio que dice: «no hay peor ciego que aquel que no quiere ver” (frase que, dicho sea de paso, no está en ninguno de los evangelios, ni siquiera en los evangelios apócrifos). 

También se manifestó a favor del Apruebo el Sínodo la Iglesia Evangélica Presbiteriana, una de las denominaciones más pequeñas del universo que conforman las “históricas” (y que NO ES la Iglesia Presbiteriana de Chile, corporación que trajo al país esta rama del protestantismo hace 150 años). En una carta pública suscrita por su moderadora (la pastora Jacqueline Trocos) afirman que están disponibles para “participar, apoyar, elaborar y aprobar una nueva Constitución política para nuestro país en la cual se plasmen los altos valores y principios de sociedades modernas, democráticas y que garantice los deberes y derechos”. 

También el lunes 27 se realizó en el Ex Congreso Nacional de Santiago, el seminario “Proceso Constituyente y Nueva Constitución”, evento organizado por la Mesa Ampliada de Entidades Evangélicas (UNE-Chile), y el Consejo de Unidades Pastorales de la Región Metropolitana, CUPREM. Sólo a modo de nota mental: la Mesa Ampliada, presidida por el obispo Emiliano Soto, dio apoyo a Frei en 2009, hizo lo mismo con Bachelet en 2013, y respaldó a Guillier en 2017 (asegurando el obispo Soto en aquel entonces, que éste era el heredero natural del legado de Bachelet). Por ello no es de extrañar que en dicho evento se promoviera la opción Aprueba. 

Además del obispo Emiliano Soto, el presidente de la Cámara Iván Flores (DC), y el presidente del Servicio Electoral (Patricio Santamaría), se dio la oportunidad a 2 abogados que son partidarios de una nueva constitución: Esteban Quiroz y Claudio Troncoso. Ambos se mostraron seguros que ganará el Aprueba, y entusiastas de redactar otra constitución.

Quiero comentar brevemente la presentación del abogado Troncoso. El reconoció que en una nueva constitución se deberán definir los roles y funciones del Presidente, del Congreso, de la Contraloría General de la República, el Ministerio Público, del Banco Central y del Tribunal Constitucional, entre otros órganos del Estado. Aunque, aseguró que aquello se hará “dentro del marco institucional que ya está anclado en nuestra historia”. Agregó que muchas cosas importantes “no se van a cambiar”, citando como ejemplo la frase “En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre”, presente desde la constitución de 1823. 

En el breve tiempo de preguntas disponibles, un hermano preguntó: “Aquí se ha pasado muy por encima este concepto de la hoja en blanco. ¿Pero quien garantiza que se va a redactar una buena constitución, y no vamos a ser arrastrados por fuerzas más extremistas?

El abogado Troncoso respondió apelando a los 14 millones de chilenos que participarán, como garantía de que en un escenario constituyente no podemos equivocar el rumbo: “Creo en el buen juicio de la gente”, reiterando que en este proceso es necesario una buena dosis de confianza, apertura y esperanza. 

Un cristiano evangélico frente a esta aseveración debería estar atento por varias razones.

En primer lugar, ya existe un proyecto constitucional enviado por Michelle Bachelet al Congreso, en 2015. Tiene el número de boletín 10193-07, está en la Cámara de Diputados. Este texto se redactó luego de los llamados “cabildos auto convocados”, mas de 70 a lo largo de Chile. Cerca de 12.800 personas participaron en ellos.

¿Habrá leído el abogado Troncoso ese documento? En ese texto, la frase “En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre” no está presente. Solo un ejemplo de cosas que pueden pasar. Así que, efectivamente, con una hoja en blanco, aunque la mayoría esté de acuerdo en mantener esa afirmación, basta con el 34% de constituyentes que voten en contra, por considerarla quizás irrelevante, para ser rechazada y quedar afuera, como muchas otras cosas. 

La posición del Rechazo es tan simple como decir: ¿Se puede perfeccionar la constitución? Probablemente si, pero no puede ser con una hoja en blanco, con un salto al vacío, arriesgando distorsionar aspectos que son fundamentales y que reconoce la actual Constitución, como el concepto de persona, las libertades individuales, las garantías y derechos constitucionales ya reconocidos, la defensa de familia y de la vida del que está por nacer, el respeto de los cuerpos intermedios de la sociedad, la independencia política de órganos como el Banco Central, entre otros asuntos. Creo que cualquier persona, independiente de su posición política, debería reflexionar seriamente al respecto.

Lo peor de apelar a la “buena voluntad de las personas” es que en democracia se corre el riesgo de que las minorías hagan perder el rumbo a las mayorías. Las democracias occidentales son una tradición que no nació ayer y lleva al menos 300 años de historia. Alemania se equivocó con Hitler, Cuba se equivocó con Fidel, Venezuela se equivocó con Chavez, Nicaragua se equivocó con Ortega, Chile ya se equivocó con Allende, e Israel en la antigüedad se equivocó con Saúl, cuando pidió por unanimidad “danos un Rey como las demás naciones de la tierra”. 

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Los cristianos no somos humanistas, no creemos que la solución para nuestros problemas sean nuevas y mejores leyes. Caso contrario, como decía el profesor Juan Wehrli, habría bastado con Los 10 Mandamientos para que todo fuera perfecto: no habría robos, no habría adulterio, no habría asesinato. 

Ni esta, ni una nueva constitución tiene el poder de cambiar el corrupto corazón del ser humano, ni la cultura. Si esas son las expectativas, están exageradas, y habrá gran frustración. Como el problema es moral, se requieren soluciones morales y espirituales. Ahí llega la Iglesia, y el Evangelio. La constitución si tiene un lugar importante en regular nuestra convivencia, pero no tiene el poder de cambiar aquello que por naturaleza no puede: “De nada sirve cambiar las estructuras sociales en tanto que el corazón humano permanezca igual”.