¿Comunista o Católico?

Por Alexander Urbina Zúñiga

La sociedad se convulsiona, el aire se torna lacrimógeno, el conflicto insoluble parece renacer una vez más, pero de una forma distinta, en la historia de este invento trágico, para tantos, llamado Chile. No creo que sea, y a todas luces no lo es, el reclamo de un grupo de exaltados disconformes, buscando cualquier excusa para expresar un descontento patológico, sino que a cualquier ciudadano de a pie le chirrían las cifras de desigualdad que lucimos, hacia el resto del planeta, como una imperdonable herida de guerra, y peor aún hacia adentro, hacia nuestros propios compatriotas y quienes que viven en esta tierra. Esto es un hecho histórico, que digamos, se arrastra desde hace unos doscientos años.

Este tema obliga a levantar la voz, desde todos los ángulos, a los distintos actores sociales, y grupos ciudadanos espontáneos. Exceptuando, obviamente, a los grupos favorecidos, que en cifra gruesa suman alrededor de un 10% de nuestra sociedad. Quienes no pertenecemos a ese 10% favorecido, sabemos por experiencia, que los discursos de progreso y prosperidad, sumados a las celebradísimas cifras macroeconómicas, y a una imagen de país, que a algunos les parece que galopa feliz y finalmente hacia el desarrollo, en la realidad y largamente pueden suscribirse a una buena estrategia de marketing. ¿Por qué? Siendo lo más sintético posible, cuando el ingreso de quien gana más es mayor en alrededor de veinte veces de quien gana menos, y si esa proporción añadimos que los más altos ingresos corresponden solo a un 10%, entonces entender el descontento ciudadano se hace más llano y comprensible.

Dentro de los actores sociales, con obligación de levantar la voz, para lograr una sociedad más justa y mejor desarrollada, se encuentra la iglesia, quien con su mensaje de fe, esperanza y salvación, tiene un importante papel en la sociedad, como la alternativa de vida que el Señor le encargó. Además, este es un país en donde la mayoría se declara “creyente” cristiano. Por lo que, podemos inferir, que la voz de la iglesia tiene relevancia en nuestra sociedad.

Sin embargo, quien ha llevado el estandarte y la voz de la iglesia cristiana en nuestra sociedad siempre ha sido, valientemente, la iglesia Católica Romana, aún en sus peores momentos. ¿Será que su concepción de que el hombre, cualquiera sea su condición, es creación e hijo de Dios es la que los impulsa a cuidarlos, buscar su respeto y protección, ante la injusticia en que deben vivir? Probablemente. ¿Será, por el contrario, que nuestra iglesia, al considerar al hombre como creación de Dios, pero no necesariamente hijo, ha resultado en un enclaustramiento social, en el cual solo se preocupa de su membresía (hasta cierto punto), y deja a un lado al resto, sumado a la creencia de que los hijos de Dios llegarán, con o sin la intervención social de la iglesia, a su fe? Probablemente.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion