El Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) enviado al congreso por Piñera en agosto tiene entre sus partidarios algunos líderes cristianos de las iglesias históricas.
Recientemente la Iglesia Evangélica Luterana de Chile (IELCh) se pronunció a favor de la iniciativa por considerar que “los desafíos se resuelven con diálogo, y las condenas que se sustentan en el prejuicio no ayudan a discurrir el pensamiento que despeja los miedos”.
En la declaración publicada en su sitio web (www.ielch.cl) Luis Álvarez Figueroa, pastor presidente de la corporación, al respecto señaló: “Ya no existe en la práctica un modelo absoluto de familia y de vida en común porque las circunstancias de diversa naturaleza en nuestra sociedad y en nuestra cultura nos muestran un pluralismo de propuestas de contención afectiva que son objeto de nuestra atención pastoral y reflexión fraterna”.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) se mostró sorprendido, y calificó el hecho como un gesto de reconocimiento inédito de parte de una institución religiosa hacia la diversidad sexual: “Estas palabras son una luz en medio de la oscuridad y violencia promovida por obispos y pastores contra la diversidad sexual y dan cuenta de que en Chile no han hay solo una voz religiosa en la forma como se concibe el amor, la igualdad, la solidaridad y el respeto a quienes son distintos».
Si no puedes contra ellos, confúndelos.
Para fundamentar teológicamente su postura, la IELCh se tomó la molestia de redactar algunas líneas, aunque sin mayores resultados. El párrafo que sigue a continuación, aunque usted no lo crea, fue transcrito íntegramente del castellano:
“Nuestra perspectiva teológica respecto de asuntos que tienen que ver con la humanidad en general parte del concepto de la creación, del Dios creador que sostiene su creación, y del ser humano como creatura al cual se le ha dado la responsabilidad de administrar esa creación inicial y permanente y por ello reconoce que lo instituido en la historia y la cultura da lugar en el presente a nuevos instituyentes como expresión auténtica de la libertad, el derecho de los sujetos, la convivencia con lo diverso y el principio del amor al prójimo, desde lo bíblico y desde el pensamiento que nos da nuestra confesionalidad evangélica luterana”.
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