- Los pastores tienen claro que su principal arma en la lucha espiritual que enfrentan es la intercesión. Y que los males de Chile son muchos.
El 20 de agosto fuimos invitados por el pastor David Yáñez Osses al culto de intercesión organizado por el ministerio Cruzada Nacional de Oración (CNO), en La Florida (Santiago). Afortunadamente no es la única instancia, pero esta amerita una crónica.
Debo reconocer que para asistir a reuniones de intercesión soy bien reacio.
Pero esta fue una reunión bien dirigida, donde cerca de 100 pastores demostraron que están haciendo la tarea de buscar al Señor, con la Escritura en una mano y el periódico en la otra. Bien informados de los proyectos de Ley que se discuten en el Congreso, y sobre todo: de las distintas necesidades y problemas que afectan a nuestras ciudades, con discernimiento espiritual de cómo lo que nos sucede conecta con la voluntad de Dios. Principalmente, clamaron por que la Iglesia despierte a la oración.
También por las autoridades (desde el Presidente y su Gabinete, también los diputados y senadores, para que consulten a Dios en oración). Por los niñas y niños, por las mujeres violentadas y ancianos maltratados. Por los pequeños abandonados del SENAME. Que se pudra todo yugo de opresión y que la nación sea bendecida nuevamente.
Por las Fuerzas Armadas y de Orden, para que vuelvan a ser confiables, libres de corrupción, y puedan proteger las fronteras del país con manos limpias. Clamaron por que Dios sane las arcas fiscales, tan defraudadas y endeudadas. Por su puesto en la última parte oraron por los proyectos de Identidad de Género, Matrimonio Homosexual, Eutanasia y Aborto Libre, reconociendo que sólo Dios puede detenerlos.
Esta experiencia contrasta con la de aquellos que critican a los pastores que solo se preocupan de lo último y de nada más. Este culto, en el local de una iglesia de una comuna popular, nos anima a pensar que los hermanos están volviendo a mirar la escena de lo público como un campo de batalla donde hay que hacerse cargo sin temor.
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