Pastor Rolando Zapata Rojas.
Hechos 19:15 “Pero el espíritu malo respondió y les dijo:
—A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”
¿Eres conocido? No estoy hablando en las redes sociales, canales de Youtube, o si eres popular entre tus amigos, sino que si eres conocido de Dios y en las regiones espirituales.
Es muy fácil vestirse de una vida tal que, cuando estamos solos, sabemos que no es real. Los apóstoles estaban respaldados por Dios. Moisés era considerado “amigo de Dios”. David un hombre según el corazón de Dios. Pablo, según este texto, incluso por los demonios era reconocido.
Habían 7 hermanos, hijos de Esceva que observaban cómo Pablo reprendía los espíritus en el nombre de Jesús. Trataron de hacer lo mismo «usando» el nombre de nuestro Salvador. Finalmente el mismo espíritu malo los desafía y avergüenza. Ellos tienen que huir golpeados y desnudos.
No se puede fingir o encenar nuestra relación con el Señor. El Espíritu Santo es dado como sello a los suyos. Todo el que tiene a Cristo, tiene el Espíritu Santo. Podríamos decir que todo hijo de Dios es conocido por Dios, en los más amplios sentidos, sea en el sentido de ser amado por el Señor, como ser reconocido como parte de la familia de Dios.
Ahora el cristiano habita, por fe, el lugar de Dios y es conocido allí. Es conocido porque constantemente busca al Señor en oración, porque es su nueva morada, porque es un hijo más, por la gracia del Señor.
Pero no podemos simular filiación, si no somos hijos, no podemos habitar aquel bendito lugar, y no somos conocidos, y eso es evidente a todos, en todas las esferas.
Que seas conocido en las regiones celestes como un hijo de Dios, que vivas como tal, que incluso el enemigo reconozca el sello innegable que es el mismo Espíritu Santo que habita en ti. Si así es, jamás serás avergonzado.