Actualmente, la mayoría de las iglesias pentecostales de origen nacional han establecido que los diezmos y ofrendas son administradas por el pastor principal de la congregación local, sin que deba rendir cuentas a ninguna otra instancia administrativa (excepto quizás al obispo). Esto por supuesto contrasta con la realidad de las iglesias protestantes históricas, donde hay un consejo administrativo que establece un salario para cubrir adecuadamente las necesidades materiales del pastor y su familia, pero sobre todo con las iglesias y líderes evangélicos en los orígenes del pentecostalismo.
Según consta en la investigación realizada por el blog Pensamiento Pentecostal, en la revista Fuego de Pentecostés, número 7, página 5, de 1928, el pastor Willis Hoover, fundador del pentecostalismo chileno, dice claramente que la Junta de Oficiales: «tiene a su cargo todos los asuntos materiales de la iglesia, en particular todas las finanzas» y que «pagan al pastor un sueldo». Es decir, seguían la tradición administrativa de las iglesias reformadas.
“¿En qué momento de su historia, algunas de las principales denominaciones pentecostales decidieron que el pastor debía ser el administrador de las finanzas de las iglesias y concentrar en sus manos el poder sobre los dineros que dan los hermanos? ¿Ha sido esto saludable para las congregaciones?”, se pregunta el investigador.
“Es tiempo de volver al sistema original, para evitar enriquecimiento inmoral de algunos pastores y obispos”, remata el artículo de Pensamiento Pentecostal.