Luis Aranguiz Kahn, Pensamiento Pentecostal
Un día como hoy nacieron dos luteranos alemanes realmente grandes: Dietrich Bonhoeffer (1906) y Helmut Frenz (1933).
El primero resistió a Hitler, el segundo a Pinochet. El primero murió asesinado en campo de concentración, el segundo sobrevivió con dificultad.
Como figuras tan poderosas por su testimonio, ambos han querido ser cooptados por teologías politicamente confesionales de distinto signo. Pero al mismo tiempo, ambos son irreductibles.
Porque finalmente, aun cuando ambos tenían simpatías por uno u otro signo, la acción política que llevaron a cabo fue inspirada no por ideología política, sino por el amor al prójimo.
El amor al prójimo es político, pero eso no significa que en cuanto tal, pertenezca a una u otra ideología casi por defecto. En esta sutil distinción reside la potencia política del cristianismo, de la fe que obra por el amor como diría Pablo Apóstol, en pos de la justicia.
Al que honra, honra. Que su memoria sea eterna.