Israel Vilches
Periodista. Director de Cosmovisión.
@Israel_SCL
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Esta pudiera ser la última editorial que usted lea.
Un venerable pastor, a quien aprecio mucho por todo lo que ha hecho en beneficio de del mundo cristiano evangélico en Chile, nos escribió luego de la edición pasada, señalando su desacuerdo por haber publicado una nota sobre el ruidoso silencio que guardó por más de un año el pastor Eduardo Durán, obispo de Jotabeche, frente a las múltiples y delicadas acusaciones que la prensa secular divulgó incesantemente, lo que a todas luces tiene mucho de operación política.
El mencionado pastor (que también es obispo de una corporación) me decía que era suficiente con lo que la prensa secular informaba sobre el caso, y que un medio cristiano tenía muchos otros temas a los que dar cobertura, razón por la cual ese mes sus feligreses no recibieron ningún ejemplar de nuestro periódico.
Agradecí de todo corazón a este obispo su respetuosa sinceridad, palabra pequeña que tiene gran peso en la eternidad.
Si, hay muchos otros temas a los que necesitamos dar cobertura. Pero el periodismo se alimenta de la actualidad. Nosotros no inventamos los temas que marcan la agenda informativa, y al contrario: cuando un periodista inventa noticias, está haciendo otra cosa.
Sin duda, necesitamos más lectores como él, que no sólo revisan con atención cada cosa que escribimos y aprecian nuestro proyecto, sino que también, al manifestar su discrepancia, demuestran tener en alta estima una relación cuyo horizonte es de largo plazo.
De hecho, lo que tiene de franco usted, yo también. Y como expliqué a mi muy reverendo hermano en Cristo, que se tomó la molestia de escribir, sería pecar de hipocresía pasar por alto temas que son en primera instancia nuestros y a los que la sociedad presta atención, sobre los cuales hemos dicho algo en nuestra doctrina e historia, y que ante la insuficiente (prejuiciosa) cobertura de la prensa secular, con mayor razón requieren de un enfoque cristiano, evangélico y de actualidad.
Más allá del interés legítimo que cada uno de nosotros pudiera tener en discutir la forma en que nuestras iglesias (en su diversidad) administran los recursos que reciben de los feligreses, o de qué manera cada congregación sustenta financieramente a los obreros del evangelio, en el caso del obispo Durán la prensa ha demostrado sus verdaderas actitudes y el sesgo negativo hacia los cristianos evangélicos, especialmente hacia los pentecostales.
Es cosa de mirar lo poco que les importaba la cobertura del Tedeum Evangélico hasta el año 2012 (a lo sumo, un párrafo), y de pronto despiertan de su letargo para publicar una serie de reportajes, en tono muy severo, donde descubren (oh, sorpresa) que los cristianos damos generosamente donaciones, diezmos y ofrendas en las arcas de nuestras iglesias. Y que lo hacemos sin que nadie nos obligue, incluso con alegría. Luego de eso, explotan. Dan vueltas en círculos, lo conversan en sus matinales rostros de TV que gana sueldos multimillonarios, algunos de ellos con una vida privada espeluznante.
En el relato de los medios seculares, pareciera que los evangélicos son más una amenaza que un aporte a la convivencia democrática, y que es inmoral que un ministro cristiano administre un alto patrimonio. Bueno, depende.
Por supuesto, hay cosas más graves que son materia de investigación en el caso del obispo Durán (que aun no es formalizado), pero los periodistas no somos jueces. Lo único que se espera de nosotros es poner las noticias en perspectiva, y darle las herramientas a nuestro público para que se forme una opinión fundada.
El silencio que mantuvo el pastor principal de Jotabeche estaba haciendo mucho daño a esa congregación, y por extensión a todos los pentecostales, a quienes tenemos en la mayor estima. Por eso, que el pastor haya decidido hablar no sólo es noticia, es una excelente noticia de la que todos podemos aprender más de alguna lección.
Es en los medios cristianos evangélicos donde podemos dialogar respecto a la doctrina del diezmo y las ofrendas, con una balanceada perspectiva histórica. Si en el pasado estas cosas no se discutían, hoy las nuevas generaciones lo cuestionan todo, quieren comprometerse con organizaciones transparentes. Llevar cuentas claras con la comunidad y con los de afuera era uno de los sellos de la iglesia primitiva.
Si al publicar sobre las cosas negativas que nos afectan como mundo evangélico perdemos algún lector, lo sentimos mucho. Como profetas, nos parecemos mucho a los pastores. El periodismo puede perder lectores, incluso puede perder auspicios. Pero si pierde credibilidad, la prensa lo pierde todo.
Por eso, no podemos hacer vista gorda.
“Son mejores las heridas del amigo que los besos del que te aborrece”, Proverbios 27:6