Israel Vilches
Periodista
Director de Cosmovision
@Israel_SCL
Qué asco. Lo que está saliendo a la luz, los abusos que han sido perpetrados por tantos años al interior de la Iglesia Católica Romana (ICR), más encima encubiertos luego de ser denunciados en instancias eclesiásticas, es repugnante.
En las últimas semanas hemos sabido de curas pederastas, curas violadores, curas abusadores, curas encubridores. No estamos en presencia de casos aislados, de simples errores. Lo que se está destapando en la Iglesia Católica Romana debe ser denunciado públicamente como prácticas que derechamente son del terror, dignas de la peor secta que puede existir. Por algo la Fiscalía y la propia curia Vaticana investigaron y están interviniendo con tanta firmeza.
Estos señores construyeron una máquina de defraudar a la gente en nombre de Cristo, y con el mismo descaro se presentaban ante la opinión pública como guardianes de la moralidad ajena. El más reciente: el caso del Cura Hasbún, sujeto que semana tras semana predicaba contra toda clase de vicios de la sociedad chilena en la TV, pero que encubrió junto al Cardenal Errázuriz el sórdido caso de abuso de un sacerdote contra un joven desde los 13 años, en una parroquia de Maipú. A estas alturas, podemos estar casi seguros (al igual que el papa Francisco) que no se trata de versiones manipuladas para gente tontita, sino de hechos plausibles.
¿Usted estará de acuerdo en que ninguna iglesia que se declare «cristiana» puede tolerar este tipo de prácticas entre los que ejercen el oficio ministerial, pues no solo va en contra de los preceptos bíblicos, sino además atentan contra la dignidad de las personas, quienes han sido creadas a imagen de Dios, y además contra la naturaleza de las cosas?
Si en este momento, disiente y quiere dejar de seguirnos, adelante. Lamentamos defraudarlo, aunque quizás sea un poco menos de lo que estos señores han defraudado a cientos de miles de creyentes por varias décadas.
No debería causarnos sorpresa que la sociedad esté rechazando a esta tradición, y pierda cada vez más la confianza que alguna vez depositó en la ICR. Tienen cero autoridad para condenar la maldad ajena con la Biblia en la mano (si es que se acuerdan de ella) teniendo tantos muertos en el armario. Es como el viejo chiste: «Hable mas fuerte padre, que no se escucha». Por otra parte, humanamente nos alegra que todavía existan personas al interior de la jerarquía romana que tengan el coraje de decir: «basta ya de abusos», sin temer las consecuencias, el desprestigio, la incomprensión.
Si esto es condenable en una institución religiosa que no es la nuestra, lo es mucho menos en las que llevan el apellido de «evangélicas», y que surgen de la protesta contra los abusos de la ICR en Europa, hace 500 años.
Estamos aburridos de estas versiones falsificadas de cristianismo. No estamos interesados en lo absoluto en que le vaya bien a cualquier clase de «cristianismo», porque a Cristo lo único que le interesa es que Su Reino se extienda y establezca.
Sepan, entonces, desde ya que en Cosmovisión existimos no sólo para contar las cosas buenas que hacen las iglesias evangélicas, los testimonios de esos pastores, esos predicadores, esas hermanas dorcas, esos misioneros, esos empresarios, esos evangelistas, que contribuyen de manera silenciosa a dar un testimonio consistente del poder del Espiritu Santo para transformar la vida de pecadores salvados por gracia en agentes del bien. Cosmovisión también existe para denunciar a los patanes y todo aquello que definitivamente contradice nuestras bases de fe.
Cuando las barbas de tu vecino ardan, dice el proverbio, pon las tuyas en remojo. No estamos dispuestos a guardar silencio frente a los abusos en nuestras propias iglesias (sexuales, financieros, laborales) incluso delitos que se puedan cometer al interior de nuestras comunidades, sean estos perpetrados directamente por los líderes o amparados bajo su silencio y negligencia.
Si en este momento, usted quiere dejar de seguirnos, adelante. Estamos aburridos de esos líderes evangélicos que alejan a las personas de la Salvación, que son una afrenta al nombre de Cristo.
Somos un medio cristiano, evangélico, comprometidos con la verdad y con la Biblia, le duela a quien le duela, caiga quien caiga. Tomaremos la denuncia, con toda precaución investigaremos, daremos la oportunidad de que cada parte cuente su versión, y si es necesario: publicaremos, haciéndonos cargo de cualquier consecuencia que eso nos traiga. Si corresponde, pondremos los antecedentes en manos de las autoridades judiciales.
Mientras existamos, usted puede estar seguro que vamos a estar del lado del que es abusado, y del desvalido, del violentado, del silenciado, del maltratado, porque de ese lado está Cristo, y nosotros somos ante todo discípulos suyos.
1 Pedro 4:17 «Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios?»
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