En medio de una de las mayores catástrofes que haya sufrido Chile, una noticia dio la vuelta al mundo: «Templo evangélico salvó milagrosamente de incendio que arrasó Santa Olga«. Hacía referencia al local de la Iglesia Evangélica Pentecostal de esa pequeña localidad en la Región del Maule, que lucía intacto mientras todo lo demás estaba en el suelo todavía humeando.
Una intervención sobrenatural que sin duda entregó mucha alegría a los hermanos de todo el país. Sin embargo, a pocas cuadras de distancia los creyentes de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile (del obispo Cartes) corrían una suerte muy distinta: El Templo Matriz, que los albergó por años, estaba completamente destruido (sólo quedaron en pie los 2 pilares del acceso).
Lo más trágico fue que el local Anexo Los Aromos (donde se congregaba un grupo muy pequeño, que había sido inaugurado apenas 3 semanas atrás, y que debió ser reconstruido después que un camión lo derribara justo un año antes), también se perdió.
Finalmente, en la casa de los pastores Marcelo Muñoz y Verónica Fuentes, sólo sobrevivieron las paredes de ladrillo y el muro cortafuego.
También se quemó el local anexo Corrientes tenían planes de construir un nuevo Templo Matriz, y habían consagrado la primera piedra pocas semanas atrás. Eso por ahora no será posible:
Reportando la historia nos encontramos con que días antes, en el Facebook de esta golpeada congregación, habían publicado una alerta pidiendo oración, ya que el fuego se acercaba peligrosamente.
Pero la fe no estaba en el suelo, rápidamente los hermanos cobraron fuerza mediante la Palabra de Dios. «Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Salmos 125:1. Que tengan un bendecido día lunes y a pesar de la circunstancias sigamos confiando en Dios», expresaban en la red social.
Su pastor Marcelo Muñoz visitó personalmente a las 45 familias de la congregación (más de 125 personas) afectadas por el incendio. Aunque han recibido ayuda del Obispo Bernardo Cartes de la corporación IMPCH, y de la hermandad a nivel nacional, la situación de estos y otros lugares después del incendio sigue siendo muy precaria. Actualmente se reúnen en el único local de El Huillín que sobrevivió al fuego.
«El Señor dio, el Señor quito. Sea el nombre del Señor bendito», Job 1:20 fue el texto elegido para la predicación del primer culto después de la tragedia. El caso de la IMP de Santa Olga es sólo uno de muchos casos que se levantan desde las cenizas del incendio más grande en la historia de Chile, donde los fieles pierden todo: sus fuentes de trabajo, los medios para ayudar a su comunidad, pero no la fe en un Dios soberano, y que poco a poco les está levantando.
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