¿Cuál es el aporte que el cristianismo evangélico puede hacer en medio de las crisis sociales que enfrenta la humanidad? Durante la II Guerra Mundial, un inglés y un alemán vivieron al límite sus convicciones cristianas, en un mundo convulsionado que les forzó a luchar desde una misma trinchera, aunque nunca se conocieron. En esta entrevista, Manfred Svensson comentó sus más recientes libros: “Más allá de la sensatez” y “Resistencia y gracia cara”, de Clie.
Filósofo, escritor y profesor, Manfred Svensson. Hijo de misioneros, distante por lo general de la contingencia política, se desordena: “¿Qué dirían C. S. Lewis y D. Bonhoeffer sobre la actual crisis educacional chilena? La respuesta es muy simple: no sé. No tengo la menor idea de lo que dirían, y especular siempre puede tornarse en una peligrosa manipulación de los autores. Ambos fueron hombres preocupados por la educación, desde luego, pero estaban en un contexto distinto al nuestro”.
Mucho menos farandulero que su prima Matilda, decidió escribir para el lector de habla hispana sobre el legado de estos dos grandes del pensamiento reformado contemporáneo. Después del lanzamiento de sus libros, conversamos al respecto:
– ¿Qué te motivó a escribir “Más allá de la sensatez” y “Resistencia y gracia cara”?
El de Lewis se 2ha desarrollado en partes graduales: partió como un artículo que creció hasta la forma de un libro que salió en 2005 (también en CLIE), y luego sentí la necesidad de en gran medida reescribirlo, hasta llegar a esta versión.
– ¿Te refieres a “Ética y política: una mirada desde C.S. Lewis”, verdad?
Sí, como bien indica el título, tenía ahí una preocupación por hacer que el pensamiento de Lewis rindiera fruto para esa área del actuar humano. Lo que ocurrió luego fue simplemente ampliar eso, para ver cómo nos puede orientar también en otras áreas como la educación, y además incluí dos capítulos sobre la fe de Lewis, su trabajo como apologeta, etc. En todo ese proceso creo que la motivación ha sido variada: el simple gozo de escribir, sumado a que uno mismo recibe una cierta educación por el hecho de intentar enseñar.
– ¿Y en cuanto al otro?
En el caso de Bonhoeffer la motivación es más precisa: en nuestro medio circulan interpretaciones sumamente torcidas de su obra, que lo ponen, por ejemplo, como antecedente de la Teología de la Liberación. Cuando empecé a leerlo, de inmediato sentí cierto deber por presentar una visión más completa de su obra, que no lo pusiera al servicio de tal o cual ideología, sino que mostrara un panorama más completo de su obra, y de cómo su resistencia al nacionalsocialismo nació de un cristianismo ortodoxo, no de un abandono del mismo.
– ¿Entonces, Bonhoffer no tiene velas en el entierro de la Teología de Liberación?
Doy en el libro ejemplos puntuales de cómo han sido recortadas citas de su obra para calzar en ese tipo de programa. Pero tal vez más interesante es el hecho de que bajo el régimen comunista de Alemania oriental hubo una decisión inicial de censurar su obra. Luego cambiaron de parecer, y decidieron aceptar su publicación, pero acompañada de interpretaciones que lo hicieran parecer como alguien que promueve una interpretación atea de la realidad. Es una historia francamente increíble.
– ¿Por qué sientes cercanía con la obra de Bonhoeffer y Lewis?
Resulta tal vez extraño sentir cercanía por los dos al mismo tiempo, porque Bonhoeffer llevó una vida muy clandestina y terminó siendo ejecutado por el régimen nazi, mientras que Lewis lleva una vida bastante más apacible (toda su vida como profesor de universidades de elite). Creo que por lo mismo han atraído a lectores muy distintos. Pero me parece importante dejarse guiar por esos dos tipos de voces, y reconocer que el cristianismo tiene una tarea universal, sea que nos encontremos en un lugar privilegiado, como Oxford, o en un campo de concentración.
-¿Se conocieron personalmente Lewis y Bonhoeffer?
No, no hubo contacto alguno entre ellos. Pero eso no debe extrañarnos. Lewis empezó a ser traducido a otros idiomas después de la guerra, y Bonhoeffer se volvió alguien muy conocido recién tras su propia muerte, cuando fueron divulgadas sus cartas desde la prisión. De modo que si bien antes tuvo amigos en la iglesia de Inglaterra, fueron en general personas que había conocido por el trabajo de iglesia, no en el mundo de la literatura cristiana.
– ¿Alguna de tus clases en la universidad es sobre el pensamiento de estos tremendos autores evangélicos?
C. S. Lewis es un autor muy conocido fuera del mundo evangélico, de modo que no es nada inusual que tanto yo como otros colegas puedan ocasionalmente usar su obra para enseñar todo tipo de materias. El caso de Bonhoeffer es más único, sin duda, pero también recuerdo algún caso en que he usado ensayos de él para abrir discusiones, sobre todo su ensayo: “¿Qué significa decir la verdad?”, que escribió al enfrentar los interrogatorios de la Gestapo.
– ¿Por qué motivo ellos no eligieron un ministerio pastoral?
Bonhoeffer sí tuvo una vida pastoral, aunque en un comienzo tuvo dudas entre esto y la vida académica. De hecho, le tocó combinar ambas experiencias, pues estuvo a cargo de la formación clandestina de pastores. Siempre siguió viendo la predicación como el centro de su trabajo, pero los últimos cinco años del régimen nazi le estuvo prohibido hablar en público, que es lo que lo obligó a concentrarse en sus libros. En el caso de Lewis, tenemos el testimonio de uno de sus primeros profesores, que le dijo al padre de Lewis: “Su hijo llegará a ser un académico, o no llegará a ser nada”. Es decir, aquí hay un caso de una vocación muy definida desde un comienzo. Pero no hay que ver eso como una vocación cristiana desconectada de la iglesia. Lewis fue ya en vida reconocido como uno de los grandes apologistas del siglo. Pero no sólo argumentaba hacia afuera, sino que estaba también profundamente preocupado por la vida interior de la iglesia. En una ocasión escribió que era un poco bochornoso escribir como “misionero a sus propios pastores”, pero que la iglesia había llegado a un punto en que necesitaba eso.
– ¿A qué se refería con esto último?
En tiempos de Lewis ya era común que gran parte de la literatura religiosa fuera lisa y llanamente un escándalo: Lewis califica derechamente de “prostitución” el que pastores aparecieran con frecuencia en la prensa negando precisamente las cosas que estaban llamados a representar.
– Usa la misma expresión que Lutero dedica en su respuesta al rey Enrique VIII…
Pero lo interesante es que su crítica a los mismos no es una crítica fundamentalista. No les dice: “¡Ustedes piensan demasiado, por eso están tomando un rumbo contrario a la fe!”, sino más bien lo contrario: “¡Ustedes piensan demasiado poco, por eso sienten la necesidad de acomodar el mensaje a filosofías que en realidad debieran estar refutando!”. Es misionero a sus propios pastores en ese plano.
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