El pasado sábado 11 de mayo, la policía cubana reprimió a manifestantes de colectivos homosexuales, quienes se convocaron para protestar en una marcha pacífica no autorizada, en el Malecón de La Habana. Esto tras la cancelación de la «Marcha del Orgullo Gay» anunciada por el Ministerio de Salud de Cuba, argumentando «la actual coyuntura que está viviendo el país».
Dicha convocatoria la organiza anualmente la entidad oficialista Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigida por Mariela Castro, quien es sobrina del fallecido dictador Fidel Castro.
Según una fuente cristiana en la isla caribeña, el lobby LGBT sigue presionando para incluir en la legislación nacional cambios favorables a la ideología de género, exigiendo cambios al Código Penal en relación a la pederastia.
El 24 de febrero pasado Cuba votó por una nueva Constitución. Los meses previos al referendo, los distintos estamentos de la sociedad (también las iglesias evangélicas) hicieron llegar una inusual cantidad de peticiones a la dictadura más longeva de Latinoamérica. Desde incluir principios para la protección de los animales, hasta incluir el matrimonio entre personas del mismo sexo y modificar el Código Penal vigente, sobre la pederastia.
Una petición que pasó desapercibida para la inmensa mayoría de los ciudadanos, y que presentó en un documento público el grupo de lobby #AcciónLGBTIQba. Una de sus exigencias referentes al Código Penal pide “retirar el artículo 299.1 relativo a la pederastia con violencia” e incorporarlo al artículo 298.1 como violación, sin mencionar “el género de la víctima o el victimario”.
En el documento, el grupo también rechazó el Título XI de ese mismo cuerpo legal, que habla «Delitos contra el normal desarrollo de las Relaciones Sexuales y contra la Familia, la Infancia y la Juventud», exigiendo que se defina la sexualidad humana «como el bien jurídico a proteger».
La campaña a favor del movimiento LGBT la lideró nada menos que Mariela Castro, sexóloga, diputada, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y quien desde su posición presionó para que se incluyera, al menos, el matrimonio homosexual. Castro es hija del ex-presidente cubano Raúl, y sobrina del extinto dictador, Fidel.
Aunque la nueva constitución cubana fue aprobada sin mención al matrimonio homosexual (debido a la presión ejercida por las iglesias cristianas), la controvertida propuesta fue dejada para otro referendo (del Código de Familia) que se realizará en dos años más.
En relación a la pederastia, el Código Penal cubano prevé, en el artículo 299.1, entre siete a quince años de privación de libertad para quien sostenga relaciones sexuales con menores de edad “empleando violencia o intimidación, o aprovechando que la víctima esté privada de razón o de sentido o incapacitada para resistir”. También contempla penas de quince a treinta años de prisión o muerte si la víctima es menor de 14 años, se le ocasionan lesiones o enfermedades, o si el agresor es reincidente.
“Es un tecnicismo que quita de la mira la acción de los homosexuales y evita la distinción en el tratamiento de dos delitos diferentes (violación y pederastia). Cuando la víctima es una mujer se llama violación, cuando se trata de un hombre es pederastia”, añade un abogado consultado en La Habana.
La propuesta de #AcciónLGBTIQba, de acuerdo con el experto, pretende “no focalizar la atención en la comunidad gay como victimaria en la pederastia”. El letrado (que pidió no se revelara su identidad) ofreció una hipótesis que se concretaría a largo plazo: que este sea el primer paso para disminuir la edad de consentimiento de relaciones sexuales con menores, tal como ha ido sucediendo en Chile.
La Enciclopedia de la Cultura LGBT señala que la NAMBLA, una organización pedofílica que aún existe, nació en los 70 como parte del movimiento gay exigiendo (precisamente) bajar o eliminar la edad mínima de consentimiento para tener relaciones sexuales.
¿Cómo se organiza el activismo LGBT en Cuba?
Durante los meses previos al referendo constitucional, las fake news (noticias falsas) se tomaron las redes sociales, producidas y difundidas por activistas progay. El 30 de octubre de 2018, por ejemplo, activistas LGBT divulgaron la información de que la Iglesia Metodista de Marianao se había tomado la calle, manifestándose contra la ideología de género, cuando en realidad se trataba de un culto ocurrido dentro del templo. Esa la noticia falsa provocó reclamos al Estado para que reprimiera a la denominación.
Aunque es uno de los países con mayores restricciones a las libertades individuales del continente, y que en los primeros años de la Revolución perseguía tenazmente a las minorías sexuales, Cuba tiene una larga historia de discusión sobre el tema, como asunto de interés público,
#AcciónLGBTIQba, integrado por 18 miembros, pretende influir con “medidas legislativas a aplicar a diversos niveles: la Constitución de la República, el Código de Familia, el Código Penal, el Código de Trabajo, y el Código de la Niñez y la Juventud”, describe en su web.
“Este grupo de presión no actúa bajo la égida del Estado totalitario, pero aprueba y cabildea por la línea política estatal que introduce el matrimonio gay o la educación” en colegios estatales “mediada por la ideología de género en el corpus legal del país”, comentó para esta nota la profesora María Rosa Cancio.
Junto a dos especialistas en ciencias políticas, ella redactó un informe en dos partes el pasado mes de febrero sobre el activismo LGBT durante la consulta ciudadana a la que el gobierno sometió la nueva Carta Magna y las dos facciones fundamentales en las que se mueve el movimiento de la comunidad LGBT en la isla caribeña.
La primera estaría liderada por Mariela Castro, que tiene acceso a los medios de comunicación del estado (únicos legales en la isla), dispone de acceso a imprentas y presupuesto estatal, y tiene permisos de marchar por las principales avenidas. «Por otro lado, cabildea con muy poca incidencia social, prácticamente nula, con actitudes agresivas hacia otros grupos sociales, por medio del ciberacoso o la incitación a la violencia”, expresó Cancio.
La segunda sería precisamente #AcciónLGBTIQba, impulsora de la reforma al Código Penal que despenaliza la pederastia. En octubre de 2018 Roberto Ramos Mori, uno de los firmantes de #AcciónLGBTIQba, compartió en redes sociales la etiqueta #LaIglesiaQueMejorIluminaEsLaQueArde, a raíz del voto evangélico contra artículos que, en la nueva Constitución, atacaban sus convicciones.
Ramos Mori fue aun más virulento, y publicó en su Facebook una foto en la que incitó a agredir a los creyentes, en enero de 2019. En ella pedía “contestarle en las calles” (y no en las redes sociales) a los evangélicos que se pronunciaron a favor de la familia tradicional.
“No tienes iglesia en tu pueblo? –instó Ramos Mori- Pués pa’ arriba de esos hijos de puta!”.
En Cuba, es conocida la participación del ex-sacerdote estadounidense George Zirwas, miembro de la red de pederastas de Pittsburg, en el movimiento LGBT local. Zirwas llegó a la isla tras tomar una “licencia de ausencia”, de acuerdo con un reportaje de la revista Newsweek.
El diario Miami New Times describió al ex-clérigo en la Calle Mazón, de La Habana, como “un miembro activo del escenario gay cubano”, además de “mantener una relación con un cubano” hasta que fue asesinado en su apartamento en 2001.
La Organización Mundial de la Salud describe la pedofilia como un trastorno sexual que se manifiesta “por pensamientos persistentes sexuales, fantasías, impulsos, o comportamientos que afectan a niños y prepúberes”. En tanto la pederastia refiere al abuso sexual de menores de edad.
Cifras de 2010 ofrecidas por el auxiliar de El Vaticano en el tema de los curas pederastas, Richard Fitzgibbons, afirman que el 81 por ciento de los criminales habían tenido relaciones con niños de su mismo sexo, y el 100 por ciento de ellos había mantenido relaciones homosexuales con adultos.