[OPINIÓN] Todos borramos evidencia

Cristóbal Cerón
Periodista
Pastor anglicano – ISA
@CristobalCeron

De todos los eventos trágicos ocurridos tras la muerte de Camilo Catrillanca existe uno que me llamó la atención: la hipócrita crueldad de los que comentaron el caso por redes sociales. Sin importar su afiliación política o religiosa, todos (como si fueran en un mismo bote) lanzaron dardos a diestra y siniestra tratando de abatir a sus blancos preferidos, sin ningún tipo de pausa y conciencia humana.

El punto más alto para los moralistas ocurrió cuando nos enteramos de la ¿inexplicable? acción del carabinero que borró la evidencia de su cámara, aparentemente aduciendo que lo hizo porque (al parecer) la tarjeta de memoria contenía elementos íntimos junto a su esposa. Entonces fue que todo el espectro de fariseos se levantaron para tirarle piedras virtuales salivando a la espera de ver el castigo por su acción.

A decir verdad, la actitud de quien debería ser guardián del orden público estuvo al borde de ser inexplicable. Sobre todo cuando nos preguntamos qué podría ser más devastador para él y su familia que verse involucrado en la muerte de un ser humano que era padre, hermano, hijo… ¡Cuánto dolor perpetrado! Esta pregunta nos abre una puerta para entrar al mundo del corazón humano, un recinto que transforma a los jueces del teclado en crueles hipócritas.

Todos hemos borrado evidencias. Cuando el joven cambia el canal de TV para que sus padres no lo pillen viendo porno, o el hombre en la oficina que rápidamente baja el volumen de su celular cuando llega el video con los gritos sexuales, o la mujer que borra el mensaje del ex-pololo por Facebook para que su pareja no lo alcance a leer. O aún más triste: cuando el joven anima a su novia a abortar para que nadie se entere. A diferentes niveles, con diversas consecuencias, desde distintas posiciones de influencia… todos borramos evidencia. El carabinero Raúl Ávila (y sus superiores) tendrán que asumir la responsabilidad que tengan ante la ley, pero mientras esperamos justicia hagámoslo con una actitud que revela humildad y empatía humana.

Cuando Jesús vino a la tierra, él ofreció borrar nuestras evidencias. Obviamente, los moralistas de la época se opusieron a su mensaje. ¡Ellos querían justicia! ¡Querían sangre! Pero Jesús venía a satisfacer los deseos de justicia del Juez del Universo, del Padre, quien todo lo ve.

“Así ustedes, por fuera aparentan ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y maldad”, Mateo 23:28