Por Carlos Waech
Empresario Inmobiliario
Fundador de Fokus Investment
@CarlosWaech
Chile vive un auge del emprendimiento, de hecho somos el país más emprendedor de la OCDE. Gracias a diversas políticas públicas y una creciente efervescencia sobre el emprendimiento. Son miles las personas que se aventuran cada día en iniciar su empresa, con la expectativa de ser su propio jefe, tener mejores ingresos y algún día, obtener libertad financiera. Lamentablemente, la mayoría de estas empresas “son de papel”, no consiguen sobrevivir el primer año, y lo que es más triste: esos emprendedores llenos de entusiasmo, sueños y con grandes ideas regresan (con más deudas que antes) a buscar trabajo como un empleado cualquiera, pensando y creyendo que no son capaces de hacer su propia empresa.
¿Por qué se pierden tan buenos emprendedores y proyectos, en algunos casos teniendo financiamiento al comenzar? ¿Por qué incluso los cristianos a veces no logran cruzar con éxito el temible “valle de la muerte” del emprendedor?
Desde mi experiencia como empresario y cristiano, dueño de una compañía que asesora en inversiones inmobiliarias, puedo confirmar que es necesario dar un paso de Fe y entregarse a las manos de Dios en oración, pedir por sabiduría y guía cada día. Orar sin cesar y pedirle que te ayude a cumplir con tu propósito como emprendedor. Impactando de manera positiva a los que te rodean y trabajan contigo, sin nunca caer en pisotear al otro para conseguir tus objetivos.
Dicho esto, es importante recalcar la principal herramienta que un emprendedor debe desarrollar: SABER VENDER. Debes levantarte todos los días pensando en vender, y al día siguiente, en cómo vender más. No puedes pasar una semana sin vender. El error que cometen la mayoría de los emprendedores, es dedicar mucho tiempo a la operatoria de su producto o servicio, dejando de lado la importancia de venderlo. Si no sabes vender tu producto mejor no emprendas, pues sin ventas tu empresa no existe. Si vendes, más personas se beneficiaran de tu producto o servicio y al mismo tiempo, tu empresa crecerá.
Pero ¿Cómo crecer con tu empresa sin volverse materialista? ¿Sin que pienses que cada oración es para pedir que Dios nos prospere económicamente? Uno de los pasajes que más me llena de la Biblia es Filipenses 4:11-13. Pablo dice: “He aprendido a contentarme con o sin dinero, puesto que todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. El contentamiento es algo que sólo el Espíritu Santo puede producir en un creyente, independiente de las circunstancias. El éxito económico es una consecuencia y nunca debe ser tu fin como empresario. ¿Te das cuenta de que, en Cristo, tu felicidad no depende de lo que pasa afuera, sino de tu relación con Dios?
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