[OPINIÓN] Sí al aborto libre

SANTIAGO (CHILE). Un grupo se manifiesta junto a cientos de mujeres que marcharon el 25 de julio de 2016 por las principales calles de Santiago (Chile), "por un aborto libre, seguro y gratuito", movilización que se realiza ininterrumpidamente desde el año 2013. Créditos: EFE/MARIO RUIZ

En una época donde la disciplina, el trabajo honrado, el respeto al prójimo, el valor sagrado de la vida humana, la honestidad en los negocios, las relaciones sexuales dentro del matrimonio, la teología que tenía como punto de partida la Biblia y el servicio público que buscaba el bien común, parecen haber mutado de la mano del relativismo, los cristianos contemporáneos no podemos quedarnos atrás. No tenemos otra alternativa que adaptarnos a los valores morales de turno que, aunque incluso nos duela, son anticristianos y de paso vamos cediendo a la tentación de defender lo indefendible que suponen las enseñanzas algo desfasadas de las Sagradas Escrituras.

Es hora de que nuestra interpretación de los pasajes bíblicos puedan exponerse con una mirada más humana para mostrar el verdadero amor de Dios, dejando de lado las miradas más “conservadoras” y de paso, sintonizando con las voces de aquellos lideres de opinión que por estos días gritan libertad. En consecuencia, quisiera manifestar públicamente mi postura pro aborto.

Permítanme delinear algunas ideas antes de ser vituperado, porque al final del texto algunos llegarán a coincidir conmigo.

El propósito del aborto podría resumirse en la aniquilación de una vida humana que está por nacer. En la práctica, el proceso abortivo solo apunta a terminar con la existencia del ser en gestación. Es un hecho que los instrumentos usados en el procedimiento no se usan contra la madre o algún órgano de ella. Entonces, no hay dos lecturas. Hay una clara intención de eliminar la vida humana, así de sencillo. El alivio a la mujer violada, el derecho y la igualdad, la libertad de las mujeres y otras tantas afirmaciones deben ser llevadas a otro pabellón, si se insiste en dejar afuera el verdadero objeto del aborto.
No apoyo el aborto de criaturas indefensas bajo ninguna circunstancia, pero sí de las ideas viciosas que están contaminando nuestra sociedad.

Sí al aborto de las ideas relativistas que están contaminando nuestra generación. Contrarrestemos sus efectos, siendo más profundos con el estudio y la aplicación de la Palabra de Dios.

Sí al aborto de enseñanzas liberales de maestros y seminarios teológicos que han abandonado la inspiración de Dios por la finitud del pensamiento antropocéntrico, y la reinterpretación subjetiva de la Biblia.

Sí al aborto de gobiernos que han sido establecidos por Dios para impartir justicia, pero que se han desviado en el camino abusando a quienes tenían el mandato de servir.

Sí al aborto de las malas prácticas de empresarios usureros que han exprimido la vida de la gente. Sí al aborto de las doctrinas animalistas que sobreponen la vida de un perro a la humana.

Sí al aborto de leyes que protegen el narcotráfico, el abuso de mujeres, el maltrato infantil, al énfasis en los derechos y no en los deberes.

Sí al aborto del lenguaje y las imágenes obscenas de los medios de comunicación.

Finalmente, sí al aborto de legislaciones que promueven la cultura de la muerte, a través de la absolutización de la libertad.

Christian Maureira Araneda
Director de Desarrollo Bíblico
y Teológico Cru-LAC

@cmaureiraa

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