¡Quien no va a estar de acuerdo con promover los derechos de las mujeres, y buscar su liberación! Pero gran parte de lo que sucedió en la tramitación del proyecto de Ley Aborto en 3 Causales podría ser calificado como engañoso.
¿De qué otra forma catalogar la lamentable intransigencia del Gobierno, que (justo en un año electoral) puso urgencia a una iniciativa debatida con lamentable pobreza conceptual por los enorme mayoría de los congresistas (algunos de ellos médicos), y que ahora será promulgada con enormes deficiencias en sus aspectos éticos y legales, a causa de la ligereza con que se legisló?
¿Qué decir de la aparente sordera de los parlamentarios frente a los argumentos y las evidencias científicas de los expertos del área médica, que fueron invitados para ser escuchados a las distintas comisiones, pero no con una posibilidad real de incidir en el proyecto, generando indignación y frustración en estos profesionales, pues son ellos quienes atenderán a las pacientes?
¿Qué otro adjetivo usar sino engañoso, al recordar que, cuando el Gobierno se ufanaba en explicar que (sólo) estas 3 Causales eran “un problema de salud grave que el país debía resolver para el bienestar de sus mujeres”, en las marchas a favor de la iniciativa los carteles decían: “Aborto tus causales”. “Infinitas Causales”. “Mi cuerpo, mi decisión”. “Aborto Libre”, entre otras cosas?
¿Cómo olvidar aquellas tramposas discusiones, cuando los parlamentarios que promovían la Ley se oponían a incluir en el proyecto la objeción de conciencia sobre practicar el procedimiento: primero a los médicos, luego al personal de salud, y finalmente denegando esa posibilidad a las instituciones clínicas privadas?
¿No pasará a la historia este proyecto como uno realmente embustero, si frente a toda la abrumadora evidencia presentada sobre el impacto del acompañamiento en la salud de las mujeres con embarazos vulnerables o indeseados, recién al final se consideró esta alternativa, pero “neutral” o sea: sin chance a persuadirla sobre su decisión de abortar, aunque sea perjudicial para ella al largo plazo?
¿Cómo entender que hasta el último momento los mismos grupos que cuestionaban la competencia del Tribunal Constitucional chileno para zanjar el futuro del aborto en Chile (asumiendo que, dados los principios jurídicos vigentes en nuestro país, era muy probable que dicha corte impidiera la promulgación del proyecto), salieran diciendo luego que: el TC falló conforme al derecho.
Qué lamentable todo.
Siendo así ¿Qué, de todo lo truculento que mencionamos, celebraron las organizaciones feministas y abortistas tras el fallo del Tribunal Constitucional? ¿La intransigencia del Gobierno? ¿La sordera de los congresistas impulsores? ¿Un proyecto deficiente, que no traerá mayor bienestar a las mujeres? ¿La impunidad de los abusadores sexuales? Es por esto que dicha imagen de las dirigentes feministas, abortistas y comunistas brindando con champaña frente a La Moneda grafica lo verdaderamente deplorable que pasará a la posteridad.
La aprobación del Aborto en 3 Causales y el fallo del TC no merecían un brindis.
Quienes merecían un brindis son los especialistas médicos. Los argumentos técnicos que expusieron en el Congreso fueron demoledores. Incluso ante el Tribunal Constitucional reiteraron su rechazo a la iniciativa, ya no sólo desde la disciplina médica sino desde los derechos de los pacientes: esta Ley será nefasta.
Merecían un brindis las Damas de Blanco y otras organizaciones de mujeres voluntarias que realizan acompañamiento en los hospitales a mujeres con embarazos vulnerables o complicados, y las fundaciones de adopción. Cuando las activistas del feminismo hagan la centésima parte de lo que ellas hacen, que brinden.
Un resultado contrario tampoco merecía celebración.
Porque faltó una mejor visión política de los grupos opositores. La voluntad del Gobierno era sacar este proyecto adelante, y tenía los votos. Y sabiendo eso, después del resultado en la Cámara de Diputados era mejor negociar. En política no siempre se puede obtener todo, y la solución menos mala es la más frecuente. En vez de cerrar la puerta por fuera, era urgente negociar, para que (sin renunciar a los principios) las 3 Causales fueran mucho más restringidas, por ejemplo. Se arriesgó demasiado, la sociedad perdió, y terminar en el TC contando los votos parece una tómbola.
Finalmente, los grupos cristianos que hicieron causa común con las organizaciones de feministas, y abortistas que celebraron la ley de Bachelet con champaña, también estaban en su propio champañazo. Despierten de la borrachera, y pregúnteles: ¿No quedamos sólo en las 3 Causales? Si que no.
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